La semana pasada, María Rojo, voluntaria de Munduko Geologoak, entregó el primer premio a Alberto G., ganador del I Concurso de fotografías “Agua para todos”.
Con motivo de conocer mejor sus opiniones sobre las sensaciones en el momento de tomar la fotografía e impresiones sobre el reparto del agua mundial, Alberto, contestó a una serie de pregunta que podéis leer a continuación.
¿Dónde hiciste la foto?
Las fotos están hechas en Jaipur (Rajastán –India-), y coincidieron con el comienzo de la temporada de lluvias en esa zona de la India. Fue la primera gran tormenta en la zona, y la gente por la calle la recibía con una gran sonrisa y con los brazos abiertos. De hecho, una sequía estaba azotando la región y la población estaba empezando a sufrir problemas de acceso al agua.
¿Para ti que representa?
Representa varias cosas a la vez: por un lado, yo estaba recién llegado a la India y aún cuando sabía que iba en plena época de monzón, no sabía cuáles podían ser sus consecuencias, así que supongo que el primer sentimiento fue de incertidumbre. Llovía con mucha fuerza y el alcantarillado no estaba preparado para asumir tanta agua, por tanto, la inundación era inminente. Pero por otro lado, estuvimos refugiados en una tienda de fotografías durante más de dos horas, y en ese tiempo pudimos ver las caras de la gente, y como todo el mundo miraba al cielo agradeciéndolo. Los niños y niñas, aprovechaban para saltar en los charcos, o como en el caso de la foto, darse una ducha.
¿Consideras que el reparto de agua mundial es justo?
Diferenciaría esta pregunta en dos dimensiones diferentes. Por un lado, existe un componente aleatorio en cuanto al reparto del agua en la medida que hay regiones que por sus características meteorológicas son más secas que otras. Sin embargo, no creo que se pueda juzgar esto en clave de justicia, puesto que al fin y al cabo el clima es un fenómeno sobre el que el ser humano tiene un control relativo. Pero también es cierto, y aquí me refiero a la otra dimensión que el agua se está convirtiendo progresivamente en un bien privado, en una mercancía más con la que comerciar. Algunas grandes multinacionales que controlan la cadena de alimentación están invirtiendo enormes sumas de dinero para tener el control sobre el agua, y está claro que esperarán obtener un rédito de sus inversiones. Y también esta claro que no atienden a razones de justicia social, sino más bien de rentabilidad económica. Por tanto, bajo estos principios económicos tendrá agua quien pueda pagarla, con lo cual, no creo que en líneas generales el reparto del agua sea justo. Además, la presión a la que se somete a los ecosistemas por el modelo industrial imperante origina problemas de escasez de agua, problemas que son sufridos con mayor crudeza por aquellas personas que tienen pocos recursos y en consecuencia, poco margen para actuar.
